21 de marzo de 2015

LOS ASOMBROSOS GALACHOS

En las inmediaciones de la ciudad de Zaragoza se puede contemplar uno de los más bellos paisajes de Aragón, se trata de unos majestuosos humedales que se han ido formando por la acción erosiva del agua que alberga el cauce del río Ebro. Dada su singularidad e importancia medioambiental el conjunto de este espacio ha sido protegido por el gobierno de Aragón, en un principio, bajo el nombre de Reserva Natural dirigida de los sotos y Galachos del Ebro.

Estas formaciones conocidas como Galachos son antiguos meandros que han sido abandonados por el cauce principal del río Ebro debido a procesos erosivos, quedando aislados y formando pequeñas lagunas naturales en continua evolución que reciben aportaciones hídricas por inundaciones, precipitaciones y filtraciones. Situados en el árido valle medio del río Ebro a su paso por la provincia maña, los principales materiales geológicos que se pueden encontrar son calizas y sílices. Otras formaciones habituales en este tramo del río Ebro son las Mejanas, pequeñas islas que se forman en mitad del cauce debido a la acumulación de diferentes materiales que arrastra el propio río. El galacho de La Alfranca destaca entre este tipo de humedales, por ser el de mayor tamaño y presentar agua durante gran parte del año. Aunque su volumen varía bruscamente, como es normal, en función de la estación en que se encuentre, muestra una continua sensación de vida permanente que acompaña a las visitas de este singular regalo de la naturaleza. Los galachos de Pastriz, la Cartuja y el Burgo de Ebro dentro de la reserva y el de Julisbol fuera de ella son los mejores ejemplos conservados en la actualidad. Además de las zonas húmedas, la reserva está compuesta por pequeñas zonas de sotos ribereños que reciben nombres tan peculiares como del Rincón falso, Nis, la Mejana, del Francés o Benedicto.

Respecto al paisaje, las personas que acudan a visitar esta maravilla, se encontrarán autenticas balsas de agua o humedales con la forma geométrica curvada característica de los meandros, rodeados a su vez, de grandes masas de carrizos que dan cobijo a decenas de especies animales. El encauzamiento artificial al que se ha visto sometido el río Ebro, así como la deforestación de los sotos con el fin de extender los campos de cultivo son factores que externamente han influido en la creación este paisaje tan singular. Este territorio evoca agricultura por los cuatro costados, acequias, canales y extensos terrenos cultivados en regadío acompañan a los caminos que conducen hacia esta región. Los sotos que han ido tomando acomodo en las zonas aledañas no inundables, resultan esenciales en el conjunto paisajístico ya que debido a la presencia de árboles como el olmo, el sauce y el chopo que en el otoño toman colores cálidos que acompañan el color pajizo durante la época de cosecha al que tornan los campos de cultivo que rodean todo el espacio protegido otorgan un gran valor paisajístico a este enclave. La senda que conduce al Galacho de La Alfranca se abre paso entre el carrizal dejando una estampa única salpicada con el cantar de las aves y el murmullo del agua. Sin duda los atardeceres y amaneceres crean un ambiente mágico de contrastes de luz y oscuridad ensalzando el atractivo paisajístico de este enclave. Desde el observatorio de fauna que hay en el Galacho de la Alfranca se pueden presenciar múltiples estampas en movimiento, parejas de patos realizando vuelos y chapoteos de cortejo, el viento que agita los carrizos, el vuelo amenazante de las rapaces o el paso escurridizo de las nutrias. La fauna toma una gran importancia en este paisaje ya que se ensambla impregna a él estableciendo una simbiosis que aporta vida y movimiento al paisaje.

Refugio de fauna y flora de grandes dimensiones (unas 700 Ha), la vegetación esta distribuida por estratos según la distancia a los humedales. En el interior del galacho abundan diferentes especies de plantas acuáticas y algas que actúan como depuradoras naturales purificando el agua que forma parte de estos humedales. En la parte más externa, destacan los grandes carrizales salteados de chopos, álamos y fresnos, junto a diferentes arbustos como el regaliz silvestre. Según nos acercamos a las zonas inundadas abundan las aneas y los tamariscos. Destaca una gran población de aves migratorias que encuentran cobijo en los densos carrizales que rodean los galachos; algunos ejemplos son cigüeñas, martín pescador, aguilucho lagunero, cormoranes, distintos tipos de patos como pueden ser el ánade, la gallineta y la focha, aves cantoras como el herrerillo o el carbonero. Además, anfibios como el sapo corredor o la rana común y reptiles como la salamanquesa o los Galápagos (europeo y leproso) son parte de la fauna de esta reserva. Entre los mamíferos destacan el jabalí (especie altamente presente ya que su único depredador es el hombre), el zorro, el tejón, la nutria y en los últimos tiempos es muy destacable la presencia del castor europeo que llevaba más de 100 años sin aparecer por estas lindes. En esta Reserva Natural se tiene una especial atención y sensibilidad con el control de las especies animales invasoras aloctonas que pueblan nuestros paisajes, más si cabe durante los últimos años, y cuyo único responsable es el hombre. Galápagos californianos, siluros, cangrejos americanos o mapaches son algunos ejemplos de especies animales que son retirados de esta reserva con el único fin de preservarla en las mejores condiciones posibles.

Para realizar una visita completa y didáctica, existe un centro de recepción de turistas en La finca de La alfranca, antigua propiedad de los condes de Palafox en la localidad de Pastriz, donde destacan además diferentes obras arquitectónicas como el antiguo palacete, el convento de San Vicente de Paúl y las caballerizas. Todas estas edificaciones han sido restauradas en su totalidad para crear un enclave único y divulgativo en torno al riego, el paisajismo, la agricultura, la fauna y el medioambiente. Acompañado de zonas  ajardinadas, un pequeño parque temático dedicado a la geología de Aragón e incluso una torre que nos permite disfrutar desde las alturas de todo el complejo conforman este enclave único que se encuentra a escasos 10 km de Zaragoza capital. Asimismo, es posible realizar visitas guiadas gratuitas tanto a los Galachos como a los distintos pabellones, en los que se incluye incluso observaciones de fauna junto a grandes profesionales. Naturaleza, Cultura, Vida y color en los asombrosos Galachos.

JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES. INGENIERO AGRONOMO
Joseangel.macho@hotmail.com