5 de mayo de 2013

CASTAÑAR DE EL TEIMBLO

En el pueblo de El tiemblo, provincia de Ávila, alojado en el valle que forma el río yedra a su paso por las estribaciones orientales de la sierra de Gredos aparece este bosque frío que resiste ante el inexpugnable cambio climático que afecta a nuestro planeta. Diferentes tipos de paisaje se pueden contemplar: alta montaña en el pico casillas, bosque atlántico de árboles caducos (castaños, robles y avellanos), praderas de gramíneas, turberas, e incluso vestigios arquitectónicos del pasado, como el pozo de la nieve o los toros de guisando.

Con apariencia del típico bosque de brujas y hadas de los cuentos de niños, son numerosos los castaños de formas espigadas que emergen al avance de los visitantes después de un primer tramo en el que destacan grandes masas de rebollos. Como si de un ejército se tratase, cientos de milicianos transformados en castaños pueblan las laderas de este valle, soportando año tras año la visita de miles y miles de personas. Son únicos de estos lares, los pies de árboles centenarios que han dado lugar a dos o más nuevos árboles que crecen a partir de tocones centenarios. Existen diferentes senderos que recorren el interior del bosque, en su interior se pueden contemplar numerosas estampas como la que ofrece el afamado “Abuelo”, árbol de mas de 500 años de edad, en cuyo interior se refugiaban antiguamente los pastores de la zona. Este árbol singular tiene un diámetro aproximado de 16 m, convirtiéndolo en uno de los árboles más singulares de la Comunidad de Castilla y León. Ya fuera de la garganta del Yedra, se podrá visitar el pozo de la nieve, construcción un tanto curiosa, cuyo objetivo era almacenar hielo en invierno para disponer de él durante los meses más calidos; como transportaban este valioso elemento es cosa ya más difícil de explicar. Si se decide alargar la ruta, a dos horas de camino desde el castañar, el pico de Casillas, traviés o alto del mirlo con sus 1768 m ofrece a los osados que logren alcanzar su cima diferentes panorámicas de los numerosos pueblos que ocupan el valle de iruelas; también se puede disfrutar del cordal oriental de la sierra de Gredos y de las estribaciones más occidentales de la sierra de Guadarrama, así como de los embalses de El Burguillo y de San Juan. También es de destacar la zona de turberas que ocupan el tramo que va desde la cima del pico de casillas al pozo de la nieve, numerosos arroyos recorren estas laderas salpicadas de retamas, sus tierras oscuras denotan la riqueza orgánica de su sustrato.

Peonías, zarzas, tejos, avellanos, cambriones, digitlis, majuelos y piornos pueblan las laderas de este frondoso bosque; en cuanto al arbolado destacar, a parte de los castaños las masas de pinos resineros y robles; alisos y tejos acompañan el avance del río yedra. Este paraje único, por sus latitudes, es un claro ejemplo de bosque caducifolio en el cual los cambios de tonalidad Respecto a la fauna, destaca la presencia del buitre negro, ave carroñera mítica que habita la península ibérica. Ardilla, jabalí, corzo, zorro, gineta, liebre y conejo son abundantes. Aves como el búho chico, azor, paloma torcaz, pechizul y el pito real ubican sus nidos en los ejemplares de castaños más adultos. Otros animales menos comunes como la nutria, el lagarto verdinegro y el eslizón también están presentes en este aclamado bosque.

El itinerario propuesto parte del área recreativa de El regajo atravesando los senderos que recorren el interior del bosque siempre dirección sur y en constante suave ascensión  hasta llegar a una gran pradera que corona el valle de la garganta del yedra. Una vez aquí, habrá que seguir un pequeño sendero que sale a la derecha, el cual hay que seguir y a los pocos minutos asoma este monte colosal que el es pico casillas o alto del mirlo. Cuando se alcanza la cima se desciende a través de una zona de turberas y torrentes hasta llegar al pozo de la nieve, desde donde se sigue una pista forestal de la que hay que desviarse a los pocos metros hacia la derecha y adentrarse de nuevo en el castañar siguiendo el cauce del arroyo de la yedra, atravesando por este orden el área recreativa de la barranca, el abuelo y el refugio Mijavilla, hasta llegar de nuevo al área recreativa de El regajo.

Una vez en este entorno único, dada su cercanía y debido a su valor histórico-cultural resulta imprescindible rendir visita a los “toros de guisando”, figuras de granito construidas por el pueblo de los vettones durante la edad de hierro; cuya función mágico-religiosa está aun por determinar. Además, son numerosos los restaurantes cercanos y accesibles en los que se puede disfrutar de un afamado chuletón de Ávila, elemento gastronómico estrella de la zona. Sin duda alguna la mejor época para visitar El castañar es desde septiembre a diciembre, dado que es cuando se produce la mayor explosión de contraste de colores, aunque hay que tener en cuenta que durante este periodo la afluencia de publico es mas que notoria por lo que no se debe descartar visitar este entorno en otras épocas del año.

 






JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES, INGENIERO AGRÓNOMO