15 de enero de 2013

VALLE DE VALSAÍN - RIO ERESMA

Este fantástico recorrido comienza en el pueblo de Valsaín (Segovia) junto al puente que cruza el río Eresma, concretamente en la pradera conocida con el nombre de El Parque, fácilmente identificable por su inmensidad y por el gran numero de cabezas de ganado que alberga (vacas, caballos y asnos). Con una longitud de unos 12 km (ida y vuelta), este viaje siempre discurre siguiendo los márgenes del río y recorre las áreas recreativas de Los Asientos y La Boca del Asno, además de diferentes estructuras y paisajes que rememoran los tiempos en que la corte real se trasladaba a este valle para pescar, cazar y realizar diferentes actividades lúdicas. La ruta sugerida, llega hasta el puente de Los Vadillos, desde donde se sugiere dar la vuelta y regresar a Valsaín por la orilla contraria del río.

El análisis paisajístico tiene grandes contrastes en este lugar, desde las magnificas praderas que ofrece la zona donde da comienzo este viaje, con montañas míticas como Peñalara y la mujer muerta como fondo, hasta bosques de ribera en los que el pino silvestre es el protagonista. Fue Carlos III quien mando acondicionar los márgenes del río Eresma a su paso por el valle de Valsaín con el fin de que se convirtiera en un lugar que albergase las mejores condiciones para la práctica de la pesca. Este hecho se tradujo en la construcción de una serie de infraestructuras que hoy se siguen conservando: escalinatas, caminos formados por cantos rodados, granito y arenas, pozas y cascadas artificiales que oxigenan el agua, etc. Destacan las grandes masas de pinos silvestres que abundan, tanto por sus colores como por su morfología, durante los días soleados los tonos anaranjados de su corteza elevan la calidad y el valor del paisaje. El curso del río Eresma tiene una gran importancia en la descripción paisajística de este entorno, la alternancia de remansos de agua con pequeñas cascadas y zonas de rápidos crean diferentes ambientes sonoros que van acompañando a los visitantes durante todo el recorrido.

En cuanto a la vegetación, destaca sin duda la presencia del pino siilvestre o de Valsaín cuya corteza anaranjada resulta ampliamente singular. Le acompañan numerosos pies de fresnos y robles rebollos, además de sauces y avellanos. Piornos, helechos escaramujos y brezos ocupan los niveles inferiores. Además, los grandes pastizales que cubren la zona que separa la población de Valsaín y Las pesquerías dan una sensación de inmensidad con las montañas de la sierra madrileña de fondo. Como curiosidad, destacar el gran numero de “jaulas” que se pueden contemplar en los márgenes del río cuyo objetivo es proteger del ganado arbustos y árboles que se han ido reforestando durante los últimos años.

Las inmediaciones de los montes de Valsaín son una zona muy rica en fauna, como sucede en toda la Sierra de Guadarrama, son numerosas las diferentes especies de aves que nidifican dentro de sus límites, destacan por su escasez y proteccionismo el buitre negro, buitre leonado y el águila imperial. En los medios acuáticos aparecen numerosos anfibios, como diferentes especies de ranas y sapos. Entre los reptiles destaca la presencia de la afamada víbora hocicuda, así como diferentes especies de culebras y lagartijas, lagarto ocelado e incluso Galápagos. Completan este amplísimo catalogo de especies los mamíferos: jabalí, pequeños roedores, zorro, gato montes, mustélidos como la marta, la gineta o la garduña. Mención a parte tienen la nutria, para la cual se han llevado a cabo diferentes programas de reintroducción. Destacan también las 15 especies diferentes de murciélagos que se han detectado. A pesar de este largo catalogo de especies que se han nombrado, la trucha común es el alma de Valsaín.

Los puentes son otro atractivo de este fantástico lugar, destacan el Puente de los canales, que toma su nombre por las estructuras situadas en sus inmediaciones de un canal en forma de acueducto sobre piezas de granito que suministraba agua al antiguo y desaparecido castillo de Valsaín. Otros puentes históricos son el de Navalacarreta, el de los Vadillos, el de la boca del asno y el de Valsaín. Por ultimo, destacar la cercanía de este paraje natural con otros lugares emblemáticos como el Palacio Real de La Granja de San Idelfonso, el puerto de Navacerrada o el Pico de Peñalara.

JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES, INGENIERO AGRÓNOMO



3 de enero de 2013

LA DEHESA BONITA

En las inmediaciones del norte de la Comunidad de Madrid, casi justo en el vértice en que se unen las provincias de Madrid, Segovia y Guadalajara, junto al pueblo de Somosierra, surge este singular espacio caracterizado por las numerosas especies caducifolias que emergen ante el visitante, trasladándole por momentos a los imponentes bosques atlánticos del norte de la península ibérica.

Este excelente paraje está asentado en un valle formado en las estribaciones del Sistema Central, en su interior alberga el arrollo Cambronales, a partir de este curso emerge un bosque caducifolio que domina toda la Dehesa Bonita. Para conocerla mejor, se puede realizar una ruta de unos 10 km, la cual rodea todo el paraje, adentrándose por momentos en su interior y ofreciendo lugares tan emblemáticos, como: la fuente de la Fuenfría (fuente de agua en forma de abrevadero rodeada de numerosos ejemplares de abedules) o El mirador (gran pradera desde la cual se puede apreciar la fastuosidad del bosque).

En cuanto al paisaje cabe destacar los numerosos pies de especies caducifolias que se pueden encontrar: avellanos, robles, mostajos, fresnos e incluso abedules, especies, todas ellas poco frecuentes de estas latitudes. Además, este lugar nos regala la presencia de algunos ejemplares de acebos que incluso han llegado a ser catalogados como árboles singulares; la orientación sur que tiene, hace todavía más peculiar este entorno, ya que la única explicación que hace que todavía perduren dichas especies en este rincón es el microclima que se ha ido creando a lo largo de los años y que todavía permite a estas especies típicas de bosques atlánticos perdurar en la eternidad. El paso inexpugnable del agua del arrollo crea un paisaje espectacular, ya que éste, se ve salpicado por un manto multicolor formado por las hojas caídas, creando un entorno único. Es de señalar, los lugares que se pueden descubrir al adentrarse en el interior del bosque, como pueden ser las impresionantes estampas que forman las zonas de avellanedas, enormes ejemplares de avellanos con una distribución heterogénea aparecen en grandes extensiones de pradera que evocan por momentos a los bosques mágicos que aparecen en los cuentos infantiles. Un hecho a tener en cuenta es que debido a sus condiciones de orientación, humedad, temperatura, etc., se trata de una zona ideal para el desarrollo de diferentes especies de setas tales como los apreciados Boletus, lo que le otorga al paisaje un toque enigmático. Durante el recorrido es fácil ver vacas o caballos pastando, rescoldos de un pasado no lejano durante el cual este entorno era un lugar de obligado paso para la trashumancia, tradición ganadera que evita el sobrepastoreo y que ha permitido rehuir de la desertificación a los paisajes.

La mejor época del año para realizar la visita es durante el mes de noviembre ya que permite apreciar los contrastes en las hojas de los árboles, así como la hojarasca que se va amontonando sobre el terreno, además durante este periodo, siempre que las condiciones climáticas hayan sido propicias, nos encontraremos numerosas especies de setas. Junto a la Dehesa se encuentra el pueblo de Somosierra, lugar de parada obligatoria para revivir las sensaciones encontradas durante la visita a la Dehesa Bonita. Cerca del pueblo existen otros parajes naturales que se pueden visitar, tales como: el nacimiento del río Duratón o la ascensión al pico tres provincias.

© Autor: JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES, INGENIERO AGRONOMO. 2013 ©