13 de octubre de 2013

LA YECLA Y EL SABINAR DE ARLANZA

LA YECLA Y LOS SABINARES DE ARLANZA

Existen en España numerosos pequeños lugares con una gran importancia paisajística digna de estudio. Este es el caso de “La Yecla”, paraje natural enmarcado en la localidad de Santo Domingo de Silos, municipio situado en el sur de la provincia de Burgos.
Este fantástico enclave está incluido en el espacio natural protegido de la “La Yecla y los sabinares de Arlanza”, que cuenta con una superficie de aproximadamente unas 26.000 ha y en cuyo interior se dan cabida diferentes ambientes naturales como la propia Yecla, el valle medio del Arlanza, las Peñas de Cervera, el Cañón del río Mataviejas, la Meseta de Carazo, el Monte Gayubar y la Sierra de las Mamblas.
El desfiladero de la Yecla en sí, es una garganta estrecha y abismal de unos 600 m de longitud  que ha sido excavada por el arroyo del Helechal sobre la roca caliza que conforma las peñas de Cervera y en cuyo interior se alojan múltiples formas geológicas que se entrelazan con pequeñas cascadas y saltos de agua, que junto a su estrechez crean una sensación de aventura en su interior que resulta única para los visitantes. Su grandeza y particularidad le permite albergar diferentes configuraciones geológicas como las “marmitas de gigante” cuyo nombre desborda fantasía y magia a raudales; se trata de formaciones de origen fluvial creadas por la acción de arrastre giratorio de fragmentos de piedras que van erosionando el terreno en forma circular originando depresiones esféricas que en la mayoría de las ocasiones acogen agua en su interior. Es posible ver y disfrutar del paisaje de este gruta desde dentro a través de las múltiples pasarelas y puentes colgantes anclados en los laterales que se han instalado a lo largo de esta fantástica e irrepetible garganta.

El viaje no acaba aquí, ya que los numerosos paisajes que ofrece este gran espacio natural protegido burgalés nos invitan a disfrutar de su naturaleza y adentrarse en esta tierra de héroes cuyos caminos y senderos fueron recorridos por el propio Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid) y sus tropas en el siglo XI. La geología tiene una gran importancia en el desarrollo de este paisaje agreste modelado por la acción del agua sobre rocas calizas que ha ido dando lugar a diferentes formaciones a lo largo de su extensión. Este paisaje abrupto, colonizado por rocas calcáreas que forman un karst único en España y que jalonan toda su orografía de desfiladeros, grutas, simas, peñas y cantiles que modifican el relieve ofreciendo estampas únicas en las que siempre quedan presentes como espectadoras las sabinas, árbol por excelencia en todo este territorio.  Joyas del arte románico como el monasterio de San Pedro de Arlanza otorgan un valor arquitectónico e histórico al paisaje que envuelve y acoge este magnifico cenobio cuya inaccesibilidad ha permitido que su estructura principal  haya perdurado en la eternidad del tiempo.  Los cañones y cuevas escavadas en la roca caliza por el avance del río Arlanza ha permitido cobijar en sus alrededores multitud de ermitas que en la actualidad están repartidas de forma heterogénea por toda esta región burgalesa; todos estos santuarios están totalmente integrados en el paisaje y le añaden un toque romántico que no hace otra cosa si no que resaltar sus atributos. Profundizar en estos extensos sabinares puede recompensarnos con tesoros de la naturaleza en forma de árboles milenarios, espectadores incluso del rodaje de de la mítica película de Clint Eastwood, el bueno, el feo y el malo. Además, esta región alberga en diferentes espacios auténticos fósiles, que emergen a estratos superiores debido a erosiones producidas por la acción del agua desde tiempos antediluvianos sobre materiales calizos de origen cretácico que en sus orígenes se encontraban bajo las aguas del mar dando cobijo a caracolas, estrellas y otros seres prehistóricos marinos.
 La vegetación en éste área burgalesa está caracterizada por la presencia de numerosos ejemplares de sabinas albares, no obstante se trata de uno de los mayores sabinares de Europa; junto a este arbusto de porte arbóreo destaca la presencia de encinas, pinos, quejigos y rebollos. En los pisos inferiores predominan el tomillo, la lavándula y la gayuba Acompañando al río Arlanza aparece el bosque de ribera, con destacada presencia de chopos, sauces y  juncos. Respecto a la fauna, la particular orografía del terreno ha provocado que exista una destacada presencia de diferentes especies de aves rapaces, no en vano gran parte de este espacio natural esta catalogada como zona ZEPA (Zona de especial protección para las aves) algunas de ellas son el buitre leonado, el águila perdicera o el escurridizo alimoche; que conviven con  mamíferos como el lobo, el jabalí, el corzo y la nutria.
Existen numerosas rutas senderistas como la que comienza partiendo de la localidad de Espinosa de Cervera en la cual se puede disfrutar de un recorrido de unos 15 Km. por el cual se recorre una pequeña parte de el sabinar de Arlanza en su máximo esplendor; todo ello salpicado de ermitas, cortados, arroyos y árboles singulares. Otras alternativas son la “ruta de las peñas de carazo”, que parte de la localidad que lleva el mismo nombre, donde se pueden observar sus peñas, acantilados, escarpes y cortados o los diferentes caminos que recorren la Sierra de las Mamblas partiendo de Hortigüela o Mercerreyes donde podremos disfrutar de diferentes panorámicas del valle de Arlanza y la Peña Gayubar. Otras rutas de interés se pueden consultar en la página Web de ADECOAR donde encontraremos mapas detallados de diferentes rutas senderistas que recorren la comarca.

En sus inmediaciones son numerosos los lugares de visita obligada, la villa medieval de Covarrubias, el claustro románico de Santo Domingo de Silos o la localidad de Salas de los Infantes. Además en su territorio son numerosas las pequeñas poblaciones que poseen un encanto especial, como por ejemplo Tejada, lugar de peregrinaje para los estudiosos de los fósiles, o la misma Hortigüela con el majestuoso monasterio de San Pedro de Arlanza, considerado cuna de castilla y del castellano. Asimismo, este fantástico lugar se encuentra a escasos kilómetros de otros magníficos paisajes naturales como el cañón del río lobos y la sierra de la demanda. En este intenso viaje naturaleza, arte, cultura y gastronomía van unidas de la mano recorriendo las regiones burgalesas de Arlanza y Ribera del Duero.








JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES


11 de junio de 2013

SPRINGBROOK NATIONAL PARK

Este Parque Nacional australiano encuadrado en el estado de Queensland y situado a unos 70 km al sur de su capital (Brisbane) se encuentra enclavado en la costa oriental de Australia y es uno de los claros ejemplos y más extensos del mundo de selva subtropical  y bosque templado húmedo, cuya riqueza natural y biodiversidad son ilimitadas.

Dividido en tres partes principales, la zona montañosa, la meseta y el puente natural, este lugar asombroso forma parte de los Bosques húmedos Gondwana de Australia (declarado patrimonio de la humanidad en 1986 por la UNESCO). De origen volcánico, toda la superficie de este Parque Nacional está constituida por rocas volcánicas de diferentes texturas y características. Los ríos “Nerang” y “Little Nerang” recorren las tierras de este lugar, dejando durante su recorrido cascadas y saltos de agua hasta desembocar en la costa dorada. Sin duda alguna, el puente natural es uno de los puntos más afamados de este lugar, se trata de una cascada que se precipita a través del techo de una formación rocosa basáltica que recrea un autentico pasadizo natural con forma de arco y en cuyo interior se puede disfrutar del espectáculo que ofrecen luciérnagas y hongos luminiscentes. En la soledad de la oscuridad, es cuando se concentran un mayor número de estos organismos que se iluminan cuando cae la noche y que junto a los miles de murciélagos que pueblan las cuevas resulta un espectáculo inolvidable e increíble para las personas que lo han podido vivir. Dentro de la zona montañosa, el pico más legendario es el monte Cougal, desde cuya cima se pueden contemplar las distintas partes en que se divide este maravilloso bosque subtropical. La parte de la meseta ofrece numerosas rutas de senderismo para recorrer los lugares más recónditos, además se encuentran jalonados de cascadas y zonas de miradores para que todos los visitantes puedan disfrutar de sus paisajes.

El conjunto de sus montañas, las numerosas precipitaciones que se registran y su uniformidad a lo largo del año, su proximidad con la costa oceánica y las escasas oscilaciones térmicas anuales han dado lugar a una gran masa de árboles que han formado un gran bosque templado húmedo o laurisilva en el que predomina la presencia de grandes árboles de hoja perenne. Respecto a las diferentes especies que componen este fabuloso vergel,  destacan los grandes conjuntos de diversas especies de árboles Cedar y ficus; así como las pertenecientes a los géneros Lophostemon y Srgyrodendron; en los estratos inferiores predominan los helechos arborescentes (Dicksonia). Debido a la competencia por la luz, son numerosas las especies que a causa de su vigor actúan como predadores de otras plantas, en un principio usándolos como soporte y más tarde colonizándolos por completo impidiendo que la luz solar les alcance. Asimismo, resultan espectaculares las raíces aéreas de las que disponen algunos ejemplares de estos árboles totalmente cubiertas de musgos y líquenes, donde también son comunes las lianas y las plantas epifitas (enraízan sobre otros ejemplares sin llegar a ser parásitos). Otra característica peculiar son los numerosos fósiles vegetales vivientes que acoge este maravilloso lugar en su interior, como pueden ser las espectaculares y célebres hayas antárticas (Nothofagus moorei), englobadas en el conjunto conocido como  flora antártica y cuyo origen se sitúa en el antiguo supercontinente de Gondwana; que incluía las actuales Australia, Antártida, Sudamérica y África, lo que explica que algunas de estás especies solo aparezcan en lugares tan lejanos y a su vez tan relacionados como Chile y Australia. Durante la primavera resultan espectaculares las explosiones de flores que se producen en los brezales que salpican todo el territorio próximo a la meseta, donde destacan especies como la “Banksia” y el “Spiked Mint-bush”. Respecto a la fauna, se trata de un lugar en el que abundan pequeños roedores de hábitos nocturnos, como el escurridizo possum o el glider del azúcar. Además, más de 100 especies diferentes de aves anidan en sus territorios, como pueden los magnificos y coloridos papagayos, las cacatúas o los satenes. Al igual que en todo el continente australiano, prosperan numerosas especies de reptiles y anfibios; entre los que se encuentran grandes ejemplares de monitores y diferentes tipos de ranas arbóreas. Por ultimo, es de recalcar la presencia de koalas en la parte baja de las montañas, aunque muy escasa ya que requieren zonas arbustivas de transición donde el clima es más soleado y seco.

Aparte de los numerosos senderos y rutas sugeridas adaptadas para distintos niveles y distancias, está permitido realizar camping en determinadas áreas de este magnifico Parque Natural. La mejor época para disfrutar de todo el esplendor de este lugar es durante el verano (desde noviembre hasta marzo). Se recomienda consultar el parte meteorológico antes de acudir ya que dada la inestabilidad climatológica de la zona, las rutas pueden estar cerradas al público; por lo que también es muy recomendable llevar consigo chubasqueros y ropa de abrigo. Para obtener una mayor información se puede consultar la página web oficial del gobierno Australiano http://www.nprsr.qld.gov.au/parks/springbrook.

@JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES y JOSE ALMANZOR MARÍN GONZALEZ @






5 de mayo de 2013

CASTAÑAR DE EL TEIMBLO

En el pueblo de El tiemblo, provincia de Ávila, alojado en el valle que forma el río yedra a su paso por las estribaciones orientales de la sierra de Gredos aparece este bosque frío que resiste ante el inexpugnable cambio climático que afecta a nuestro planeta. Diferentes tipos de paisaje se pueden contemplar: alta montaña en el pico casillas, bosque atlántico de árboles caducos (castaños, robles y avellanos), praderas de gramíneas, turberas, e incluso vestigios arquitectónicos del pasado, como el pozo de la nieve o los toros de guisando.

Con apariencia del típico bosque de brujas y hadas de los cuentos de niños, son numerosos los castaños de formas espigadas que emergen al avance de los visitantes después de un primer tramo en el que destacan grandes masas de rebollos. Como si de un ejército se tratase, cientos de milicianos transformados en castaños pueblan las laderas de este valle, soportando año tras año la visita de miles y miles de personas. Son únicos de estos lares, los pies de árboles centenarios que han dado lugar a dos o más nuevos árboles que crecen a partir de tocones centenarios. Existen diferentes senderos que recorren el interior del bosque, en su interior se pueden contemplar numerosas estampas como la que ofrece el afamado “Abuelo”, árbol de mas de 500 años de edad, en cuyo interior se refugiaban antiguamente los pastores de la zona. Este árbol singular tiene un diámetro aproximado de 16 m, convirtiéndolo en uno de los árboles más singulares de la Comunidad de Castilla y León. Ya fuera de la garganta del Yedra, se podrá visitar el pozo de la nieve, construcción un tanto curiosa, cuyo objetivo era almacenar hielo en invierno para disponer de él durante los meses más calidos; como transportaban este valioso elemento es cosa ya más difícil de explicar. Si se decide alargar la ruta, a dos horas de camino desde el castañar, el pico de Casillas, traviés o alto del mirlo con sus 1768 m ofrece a los osados que logren alcanzar su cima diferentes panorámicas de los numerosos pueblos que ocupan el valle de iruelas; también se puede disfrutar del cordal oriental de la sierra de Gredos y de las estribaciones más occidentales de la sierra de Guadarrama, así como de los embalses de El Burguillo y de San Juan. También es de destacar la zona de turberas que ocupan el tramo que va desde la cima del pico de casillas al pozo de la nieve, numerosos arroyos recorren estas laderas salpicadas de retamas, sus tierras oscuras denotan la riqueza orgánica de su sustrato.

Peonías, zarzas, tejos, avellanos, cambriones, digitlis, majuelos y piornos pueblan las laderas de este frondoso bosque; en cuanto al arbolado destacar, a parte de los castaños las masas de pinos resineros y robles; alisos y tejos acompañan el avance del río yedra. Este paraje único, por sus latitudes, es un claro ejemplo de bosque caducifolio en el cual los cambios de tonalidad Respecto a la fauna, destaca la presencia del buitre negro, ave carroñera mítica que habita la península ibérica. Ardilla, jabalí, corzo, zorro, gineta, liebre y conejo son abundantes. Aves como el búho chico, azor, paloma torcaz, pechizul y el pito real ubican sus nidos en los ejemplares de castaños más adultos. Otros animales menos comunes como la nutria, el lagarto verdinegro y el eslizón también están presentes en este aclamado bosque.

El itinerario propuesto parte del área recreativa de El regajo atravesando los senderos que recorren el interior del bosque siempre dirección sur y en constante suave ascensión  hasta llegar a una gran pradera que corona el valle de la garganta del yedra. Una vez aquí, habrá que seguir un pequeño sendero que sale a la derecha, el cual hay que seguir y a los pocos minutos asoma este monte colosal que el es pico casillas o alto del mirlo. Cuando se alcanza la cima se desciende a través de una zona de turberas y torrentes hasta llegar al pozo de la nieve, desde donde se sigue una pista forestal de la que hay que desviarse a los pocos metros hacia la derecha y adentrarse de nuevo en el castañar siguiendo el cauce del arroyo de la yedra, atravesando por este orden el área recreativa de la barranca, el abuelo y el refugio Mijavilla, hasta llegar de nuevo al área recreativa de El regajo.

Una vez en este entorno único, dada su cercanía y debido a su valor histórico-cultural resulta imprescindible rendir visita a los “toros de guisando”, figuras de granito construidas por el pueblo de los vettones durante la edad de hierro; cuya función mágico-religiosa está aun por determinar. Además, son numerosos los restaurantes cercanos y accesibles en los que se puede disfrutar de un afamado chuletón de Ávila, elemento gastronómico estrella de la zona. Sin duda alguna la mejor época para visitar El castañar es desde septiembre a diciembre, dado que es cuando se produce la mayor explosión de contraste de colores, aunque hay que tener en cuenta que durante este periodo la afluencia de publico es mas que notoria por lo que no se debe descartar visitar este entorno en otras épocas del año.

 






JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES, INGENIERO AGRÓNOMO

17 de marzo de 2013

LOS JARDINES EN LA ANTIGUEDAD: EGIPTO Y MESOPOTAMÍA

El ser humano siempre ha asociado el concepto de jardín a un lugar idílico y de disfrute. El mejor ejemplo de ello, es que en varias religiones, el paraíso se describe como un gran jardín cargado de plantas exuberantes  y belleza. A lo largo de la historia, el jardín ha sido un elemento cargado de simbolismo, emblema de poder y grandeza en muchas civilizaciones y ha sufrido una evolución importante desde los primeros jardines del antiguo Egipto hasta nuestro días, evolución que trataremos de describiros en los sucesivos artículos relacionados en este blog y que hoy comienzan con los jardines en el antiguo Egipto y Mesopotamia.
EGIPTO
Los primeros grabados en los que aparece la representación de jardines en el imperio Egipcio datan del año 1500 A.C., estas representaciones son ciertamente curiosas como se puede ver en la imagen, ya que las plantas eran representadas en alzado en vez de en vez de en planta, pudiéndonos hacer una mejor idea de que especies eran las más utilizadas, ya que debido a la antigüedad de estos jardines no se conserva actualmente ninguno. La idea que tenían los Egipcios, propiciada por su clima árido, era la de traer un oasis artificial a la puerta de los palacios y casas de los personajes nobles y faraones, ya que el hecho de tener un jardín, estaba solo reservado a las familias más poderosas y adineradas que podían permitirse el lujo de tener un pozo o aljibe, el cual se llenaba con las crecidas del río Nilo y que almacenaba el agua para regar por medio de acequias y canales el jardín en los meses de verano. Una característica común de todos estos jardines es la simetría y las formas geométricas, debido a la necesidad de orden de la cultura egipcia, además de que prácticamente todos ellos, estaban rodeados por altos muros, no solo para preservar la privacidad de sus dueños, sino también como protección de los vientos cálidos y las tormentas de arena frecuentes en la zona. El elemento más importante del jardín normalmente era un gran estanque central de forma cuadrada o rectangular, en el que en varios grabados aparece representada la flor de loto, rodeado dicho estanque por alineaciones de palmeras datileras, higueras, acacias y sicómoros (Higuera africana). La vid tenía un papel predominante dentro de las especies vegetales que formaban el jardín por su simbolismo con la divinidad, apareciendo muy comúnmente en forma de emparrados y kioscos de sombras formados con parras.

MESOPATAMÍA - IMPERIO PERSA
Hablar de los jardines en el antiguo imperio persa, es hablar de una de las siete maravillas del mundo antiguo y que no perduran en la actualidad. Los jardines colgantes de Babilonia. Babilonia (Actual Bagdad), era una de las capitales de uno de los imperios con mayor poder y extensión de la historia de la humanidad, el imperio Persa, que abarcaba desde la actual Turquía hasta la India. La creación de los jardines colgantes se remonta al emperador Nabucodonosor II (605 - 562 A.C.). El emperador estaba casado con una joven noble originaria de la zona montañosa de Samarcanda (actual Uzbekistán). Al mudarse a la capital persa, la joven añoraba profundamente las montañas de su infancia y que no se encontraban en las extensas llanuras entre los ríos Tigris y Éufrates de Babilonia, y como dicen las escrituras, ...él hizo alzar unas grandes terrazas de piedra, les dio el aspecto de montañas y las cultivó, plantando en ellas árboles de toda especie y dispuso lo que se llama parque colgante, porque su esposa criada en el país medo, echaba de menos los lugares montañosos. Lo realmente fascinante de los jardines colgantes de Babilonia, no es solo el hecho de levantar una montaña de piedra artificial ajardinada, sino la gran obra de ingeniería hidráulica necesaria para poder regar el jardín, ya que en aquella época, no existían bombas de agua como las actuales que pudieran elevar el agua en altura, sino que el sistema utilizado era mediante molinos, que subían el agua de un nivel a otro accionados mediante animales de tiro o personas. Es una lástima que no quede absolutamente nada de aquella infraestructura hoy en día, al igual que sucede con muchas otras maravillas del mundo antiguo, sin embargo se han hecho innumerables recreaciones de cómo podían haber sido esos jardines. Una de ellas aparece en la película Alejandro Magno de Oliver Stone (2004), cuando el emperador Alejandro entra triunfal en Babilonia después de derrotar al emperador Persa Darío III. Como curiosidad decir, que el sauce llorón que todos conocemos, hereda parte de su nombre botánico de esta maravilla del mundo antiguo (Salix babylonica L.), ya que su porte péndulo recuerda a cómo podían haber sido estos jardines, con plantas que se precipitasen hacia abajo, colgando sobre grandes terrazas de piedra.

©Carlos Marín Indarte. Ingeniero Agrónomo-Paisajista.2013@

23 de febrero de 2013

SEGUIMOS EN ACTIVO¡¡¡

Seguimos en activo, con muchas mas sorpresas y apuntes sobre naturaleza y paisajismo; estamos preparado una revista digital para el proximo 20 de abril, muy pronto disponible para tod@s.

Pico de la Miel

Sierra de la Cabrera

15 de enero de 2013

VALLE DE VALSAÍN - RIO ERESMA

Este fantástico recorrido comienza en el pueblo de Valsaín (Segovia) junto al puente que cruza el río Eresma, concretamente en la pradera conocida con el nombre de El Parque, fácilmente identificable por su inmensidad y por el gran numero de cabezas de ganado que alberga (vacas, caballos y asnos). Con una longitud de unos 12 km (ida y vuelta), este viaje siempre discurre siguiendo los márgenes del río y recorre las áreas recreativas de Los Asientos y La Boca del Asno, además de diferentes estructuras y paisajes que rememoran los tiempos en que la corte real se trasladaba a este valle para pescar, cazar y realizar diferentes actividades lúdicas. La ruta sugerida, llega hasta el puente de Los Vadillos, desde donde se sugiere dar la vuelta y regresar a Valsaín por la orilla contraria del río.

El análisis paisajístico tiene grandes contrastes en este lugar, desde las magnificas praderas que ofrece la zona donde da comienzo este viaje, con montañas míticas como Peñalara y la mujer muerta como fondo, hasta bosques de ribera en los que el pino silvestre es el protagonista. Fue Carlos III quien mando acondicionar los márgenes del río Eresma a su paso por el valle de Valsaín con el fin de que se convirtiera en un lugar que albergase las mejores condiciones para la práctica de la pesca. Este hecho se tradujo en la construcción de una serie de infraestructuras que hoy se siguen conservando: escalinatas, caminos formados por cantos rodados, granito y arenas, pozas y cascadas artificiales que oxigenan el agua, etc. Destacan las grandes masas de pinos silvestres que abundan, tanto por sus colores como por su morfología, durante los días soleados los tonos anaranjados de su corteza elevan la calidad y el valor del paisaje. El curso del río Eresma tiene una gran importancia en la descripción paisajística de este entorno, la alternancia de remansos de agua con pequeñas cascadas y zonas de rápidos crean diferentes ambientes sonoros que van acompañando a los visitantes durante todo el recorrido.

En cuanto a la vegetación, destaca sin duda la presencia del pino siilvestre o de Valsaín cuya corteza anaranjada resulta ampliamente singular. Le acompañan numerosos pies de fresnos y robles rebollos, además de sauces y avellanos. Piornos, helechos escaramujos y brezos ocupan los niveles inferiores. Además, los grandes pastizales que cubren la zona que separa la población de Valsaín y Las pesquerías dan una sensación de inmensidad con las montañas de la sierra madrileña de fondo. Como curiosidad, destacar el gran numero de “jaulas” que se pueden contemplar en los márgenes del río cuyo objetivo es proteger del ganado arbustos y árboles que se han ido reforestando durante los últimos años.

Las inmediaciones de los montes de Valsaín son una zona muy rica en fauna, como sucede en toda la Sierra de Guadarrama, son numerosas las diferentes especies de aves que nidifican dentro de sus límites, destacan por su escasez y proteccionismo el buitre negro, buitre leonado y el águila imperial. En los medios acuáticos aparecen numerosos anfibios, como diferentes especies de ranas y sapos. Entre los reptiles destaca la presencia de la afamada víbora hocicuda, así como diferentes especies de culebras y lagartijas, lagarto ocelado e incluso Galápagos. Completan este amplísimo catalogo de especies los mamíferos: jabalí, pequeños roedores, zorro, gato montes, mustélidos como la marta, la gineta o la garduña. Mención a parte tienen la nutria, para la cual se han llevado a cabo diferentes programas de reintroducción. Destacan también las 15 especies diferentes de murciélagos que se han detectado. A pesar de este largo catalogo de especies que se han nombrado, la trucha común es el alma de Valsaín.

Los puentes son otro atractivo de este fantástico lugar, destacan el Puente de los canales, que toma su nombre por las estructuras situadas en sus inmediaciones de un canal en forma de acueducto sobre piezas de granito que suministraba agua al antiguo y desaparecido castillo de Valsaín. Otros puentes históricos son el de Navalacarreta, el de los Vadillos, el de la boca del asno y el de Valsaín. Por ultimo, destacar la cercanía de este paraje natural con otros lugares emblemáticos como el Palacio Real de La Granja de San Idelfonso, el puerto de Navacerrada o el Pico de Peñalara.

JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES, INGENIERO AGRÓNOMO



3 de enero de 2013

LA DEHESA BONITA

En las inmediaciones del norte de la Comunidad de Madrid, casi justo en el vértice en que se unen las provincias de Madrid, Segovia y Guadalajara, junto al pueblo de Somosierra, surge este singular espacio caracterizado por las numerosas especies caducifolias que emergen ante el visitante, trasladándole por momentos a los imponentes bosques atlánticos del norte de la península ibérica.

Este excelente paraje está asentado en un valle formado en las estribaciones del Sistema Central, en su interior alberga el arrollo Cambronales, a partir de este curso emerge un bosque caducifolio que domina toda la Dehesa Bonita. Para conocerla mejor, se puede realizar una ruta de unos 10 km, la cual rodea todo el paraje, adentrándose por momentos en su interior y ofreciendo lugares tan emblemáticos, como: la fuente de la Fuenfría (fuente de agua en forma de abrevadero rodeada de numerosos ejemplares de abedules) o El mirador (gran pradera desde la cual se puede apreciar la fastuosidad del bosque).

En cuanto al paisaje cabe destacar los numerosos pies de especies caducifolias que se pueden encontrar: avellanos, robles, mostajos, fresnos e incluso abedules, especies, todas ellas poco frecuentes de estas latitudes. Además, este lugar nos regala la presencia de algunos ejemplares de acebos que incluso han llegado a ser catalogados como árboles singulares; la orientación sur que tiene, hace todavía más peculiar este entorno, ya que la única explicación que hace que todavía perduren dichas especies en este rincón es el microclima que se ha ido creando a lo largo de los años y que todavía permite a estas especies típicas de bosques atlánticos perdurar en la eternidad. El paso inexpugnable del agua del arrollo crea un paisaje espectacular, ya que éste, se ve salpicado por un manto multicolor formado por las hojas caídas, creando un entorno único. Es de señalar, los lugares que se pueden descubrir al adentrarse en el interior del bosque, como pueden ser las impresionantes estampas que forman las zonas de avellanedas, enormes ejemplares de avellanos con una distribución heterogénea aparecen en grandes extensiones de pradera que evocan por momentos a los bosques mágicos que aparecen en los cuentos infantiles. Un hecho a tener en cuenta es que debido a sus condiciones de orientación, humedad, temperatura, etc., se trata de una zona ideal para el desarrollo de diferentes especies de setas tales como los apreciados Boletus, lo que le otorga al paisaje un toque enigmático. Durante el recorrido es fácil ver vacas o caballos pastando, rescoldos de un pasado no lejano durante el cual este entorno era un lugar de obligado paso para la trashumancia, tradición ganadera que evita el sobrepastoreo y que ha permitido rehuir de la desertificación a los paisajes.

La mejor época del año para realizar la visita es durante el mes de noviembre ya que permite apreciar los contrastes en las hojas de los árboles, así como la hojarasca que se va amontonando sobre el terreno, además durante este periodo, siempre que las condiciones climáticas hayan sido propicias, nos encontraremos numerosas especies de setas. Junto a la Dehesa se encuentra el pueblo de Somosierra, lugar de parada obligatoria para revivir las sensaciones encontradas durante la visita a la Dehesa Bonita. Cerca del pueblo existen otros parajes naturales que se pueden visitar, tales como: el nacimiento del río Duratón o la ascensión al pico tres provincias.

© Autor: JOSE ANGEL MACHO BARRAGUES, INGENIERO AGRONOMO. 2013 ©